MAD , noticias , politica , sociedad Jueves, 21 abril 2016

Conoce el Perú primero (3): Qué carajos es el antisistema

«Como muchos peruanos, hoy respiro más tranquila sabiendo que en la segunda vuelta electoral 2016 no tenemos ningún candidato antisistema» ha escrito Lucía Benavides en Semana Económica. Me gustó mucho la respuesta de Yrigoyen, pero yo quería aprovechar esa frase ya histórica para cerrar este ciclo de Conoce el Perú Primero, edición 2016.

Como de costumbre, usaremos datos y mapitas que no se han visto en la prensa local. Me servirán para desmentir el siguiente combo de mitos:

3. Keiko es el sistema / La victoria del modelo

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Imagen: Peruvian Polished Memes.

Empecemos por algo simple. ¿Quiénes han ganado en los lugares con mayor conflictividad social? Esta suele ser una buena medida para identificar a los candidatos «anti-sistema». Por ejemplo, veamos los resultados de hace cinco años:

Provincia de Bagua (conflicto desatado por la “ley de la selva” de Alan): Humala, 49.41%

Provincia de Islay (conflicto desatado por el proyecto minero Tía María): Humala, 57.52%

Provincia de La Convención (conflicto desatado por el gas de Camisea): Humala, 68.58%

Muy bien. Esto es relativamente esperable. Si Humala ganó en el 2011 fue porque se convirtió en el candidato «anti» por excelencia. Donde hay conflictos sociales, la gente vota masivamente por el anti. Pero en el 2016 el voto «anti» se dividió entre Vero, Goyo y… Keiko. Miren:

Provincia de Celendín (conflicto de Conga): Goyo, 55.47%

Provincia de Espinar (conflicto desatado por Xstrata Tintaya): Vero y Goyo, 50.59%

Provincia de Islay (conflicto de Tía María): Vero y Goyo 39% Keiko 15.59

Provincia de Chanchamayo (conflicto de Pichanaqui) Keiko 47.37 Vero 12.58

Dos conclusiones, al toque.

La primera es que PPK debería levantarle un monumento a Goyo (o, en el improbable caso de que gane, amnistiarlo). El gobernador en prisión claramente le ha quitado votos a Vero en lo que debería haber sido su nicho natural. Aunque esta idea parezca de sentido común, lo que vale es que sea validada por la información. Hay muchas afirmaciones que parecen intuitivamente naturales pero siempre es mejor que sean respaldadas por la data.

La segunda conclusión es más interesante. Fíjense en Islay, tanto en el 2011 como en el 2016. Ese 57 % de Humala se ha dividido en tres… incluida Keiko Fujimori. Esto muestra algo que ya nos habían enseñado los mapas antes: el viejo votante de Humala puede convertirse perfectamente en el nuevo fujimorista.

Pero hay más: fíjense en Pichanaki. Allí la candidata «antisistema» es Keiko, de lejos. Aquí es al revés. Aquí Vero le roba votos a Keiko.

 

¿Y si no hay Vero (ni Goyo)… quién le impedirá a Keiko arrasar aquí o en Islay o en cualquier otra zona de conflicto?

¿PPK? Give me a break, como diría el candidato. Vamos al mapa:

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Votaciones distritales de las primeras vueltas del 2006, 2011 y 2016. Fuentes: Wikimedia y De Igual a Igual.

Hagamos un poco de historia. Quiero que se enfoquen en la evolución naranja. Fíjense dónde aparece en el 2011: principalmente en la costa norte y central del Perú, ¿verdad? ¿Quién ocupaba ese espacio en el 2006? Esos distritos rosados del primer mapa corresponden al Apra.

Con el colapso de la imagen de García, esa zona se volcó al fujimorismo en el 2011, que lo convirtió en su bastión.

 

El sólido norte ahora es fujimorista

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CUADRO 1. Elaboración: Alejandro Palomino

 

Queda claro que el fujimorismo la habría tenido más difícil si Acuña permanecía en carrera. Ocupan la misma continuidad territorial del 2011 y encajan dentro del mismo espectro político que, de alguna manera, representaba el Apra (algo que podríamos llamar «populismo conservador»). Sin Acuña, la cosa se volcó hacia Keiko.

Pero allí no acaba la victoria fujimorista. Quizás su gran mérito fue afianzarse en su sólido norte y, desde allí, desplegarse hacia la Amazonía y los Andes centrales. ¿Cómo lo hizo? Así como el fujimorismo había convencido al votante aprista del 2006, este año lo hizo con un sector de los votantes humalistas del 2011. Un ejemplo:

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CUADRO 2. Vía Chicharrón de Prensa y Datum.

 

Fíjense. En el 2011 Keiko obtuvo prácticamente la suma de los votos de Martha Chávez y Alan García del 2006. Y este año subió 11 puntos. Lo único que le impidió subir más fueron, nuevamente, Vero y Goyo.

El patrón se repite una y otra vez.

 

Para tu coche… ¿me estás diciendo que Keiko es la suma de Alan 2006 + Humala 2011?

Casi casi. De hecho, lo que estoy diciendo es que lo único que impidió que Keiko arrase, de verdad, es el tan denostado sur del país. El sur del país también es populista (como la costa norte y central), también es anti-stablishment (como los Andes centrales y la Amazonía) pero tiene un componente extra, que no sé si llamar ideológico o simplemente emocional, que no dejó que Keiko avanzara allí.

Así como comparar los resultados de Humala 2011 con los de Mendoza 2016 es un gran error, también lo es creer que hubieran obtenido este mismo resultado con Guzmán en carrera. Maritza Paredes nos ha recordado:

En febrero del 2016, Julio Guzmán (Todos por el Perú) iba a la cabeza de las encuestas de preferencia en el Sur con 25% y Verónika Mendoza (FA) tenía solo 5% (IPSOS). Inmediatamente después de la exclusión de Guzmán en marzo no era difícil esperar la subida de Mendoza en esta región. En la encuesta de abril, Mendoza ya había alcanzado el 24% y el salto es mucho más alto en los resultados finales.

La cosa es así: En el 2006 el Apra fue lo único que impedía que el fujimorismo se expanda por la costa. En el 2011, fue el humalismo el que impidió que Fuerza Popular se expandiera exitosamente fuera de su bastión costeño. La salida de Acuña la afianzó en la costa. Y esta vez fueron Vero y Goyo (aunque también podría haber sido Guzmán) quienes la detuvieron en el sur.

 

O sea, ¿insistes en que PPK no la hace?

No necesariamente. Lo que he querido decir hasta ahora es que el fujimorismo tiene una imagen mucho más moldeable a los distintos bolsones electorales que existen en el Perú. En cambio, PPK…

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CUADRO 3. Resultados de TODO el Perú.

Quizás la izquierda no tenga capacidad de endosa (después de todo, su victoria se debió a razones coyunturales; perfectamente podría haber sido Guzmán el ganador en el sur), pero PPK necesita seducir a sus votantes urgentemente.

¿Siguen sin creerlo?

 

Este es el cuadro que estabas esperando:

Alejandro Palomino, economista peruano que trabaja en el BID, en Washington, nos jugó el siguiente cuadro. La votación por deciles de pobreza.

Nota técnica / Caveats:
– Resultados electorales por distrito fueron cruzados con datos del mapa de pobreza distrital 2013 del INEI
– Se crearon 10 grupos de distritos ordenados según niveles de pobreza, donde cada grupo representa aproximadamente el 10% del total de electores hábiles (no es 100% exacto porque el corte para cada decil se realiza hasta llegar lo más cercano posible al 10%, de todas maneras las diferencias de tamaño entre cada decil son insignificantes)
– No se incluyen votos del extranjero.
– Datos de inasistencia son diferencia entre el número de electores hábiles y el número de votos emitidos de acuerdo al ONPE. Quizá el término inasistencia no sea necesariamente el más correcto.

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CUADRO 4. EL cuadro. Elaboración: Alejandro Palomino

Cada barra corresponde a la misma cantidad de electores (poco más de 2 millones, aproximadamente) pero ordenados de menor pobreza a mayor pobreza. ¿Notan un patrón?

  • La inasistencia y el voto blanco o viciado se elevan conforme hay mayor pobreza. Esto puede interpretarse como un mayor desinterés de los más pobres en la política, por dificultades para acceder al voto o por impericia. No pareciera ser el resultado de una expresión política.
  • El fuerte de Keiko es la clase media/media baja. Notoriamente, de los deciles 4 al 8.
  • La izquierda dejó, finalmente, de ser caviar. Fíjense en el elevado «otros» de los dos deciles finales. Alejandro dice que, en esos sectores, corresponden casi exclusivamente a Goyo Santos.
  • A más pobreza, baja baja PPK.

PPK necesita convencer a los terrucos, los frustrados y a los que no les llega el oxígeno. ¿Cómo? Lamentablemente, no parece que el pro/anti fujimorismo vaya a ser decisivo (ese parece ser una división de zonas urbanas más desarrolladas y pendientes de temas como  la democracia). Además, ese es un voto que ya tiene relativamente ganado.

 

Entonces, ¿cómo puede crecer PPK?

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La portada del escándalo.

En realidad, las encuestas de Ipsos y de CPI en estos días coinciden. Sí, en una Keiko va por encima y, en la otra, es PPK. Pero la diferencia es menor al margen de error. O sea, están empatados.

PPK es el que ha crecido más. El antifujimorismo se definió rápido. Ese es un voto seguro para PPK.

Pero no le alcanza.

 

¿La salida? PPK va a tener que jugar al «antisistema».

Ajá. PPK no necesariamente debería jugar al antifujimorismo (aunque no lo conviene, en absoluto, dejar de hacerle guiños). Pero su única tabla de salvación en esta situación desesperada es otra. Miren la encuesta de ideología de Datum de ESTE AÑO (que coincidía con similares de GFK e Ipsos):

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CUADRO 5. Vía los terrucos de Datum.

 

Las matemáticas son nuestras amigas. Sumen: casi el 63% de peruanos cree que “el actual modelo económico del país debe ser modificado totalmente o en gran parte”.

¿Y saben cuánto suman, juntos, los porcentajes de Keiko, Vero y Goyo? Agárrense: 62.66%.

Sí, es una coincidencia más que otra cosa pero leamos a Sandro Venturo:

El estudio sobre las ideologías de los peruanos (Datum) que usa la metodología de Nolan sugería que en el Perú una ínfima porción se ubica en posturas progresistas, conservadoras y liberales. La gran mayoría demanda una oferta política donde el Estado sea, por fin, un agente protector o, en su defecto, un facilitador de las iniciativas emprendedoras. No son necesariamente autoritarios aunque sí decididamente favorables a la agencia estatal.

A esto, nuestros queridos analistas ideologizados de los medios le llamarían «antisistema«. Nótese que a lo largo del post he puesto ese término entre comillas. El Perú es tan facho que toda opción de izquierda es «antisistema». Pero Mendoza no lo era. Antiminera, si quieren. Pero no antisistema. Antisistema era el Humala de polo rojo y antisitema fue el Fujimori que se trajo abajo toda la institucionalidad democrática.

 

Es decir, hubo más coincidencias entre Humala y Fujimori que entre Humala y Mendoza.

Si no entendemos eso, no estamos entendiendo absolutamente nada. Pero nada. En serio. Lean a Paula Muñoz:

Humala representó esta opción popular-nacionalista con claridad, pero el fujimorismo también promete Estado. Promete acercar este Estado a la gente a través de programas sociales y clientelismo. Más aun, promete un Estado que entiende a la gente y, entonces, puede que no fiscalice ni haga cumplir la ley que “estorba”, como en el caso de la minería ilegal.  

(…) Se demanda un Estado más presente, cercano a la gente y eficaz; también es un voto parcialmente por el cambio, en este caso contra el establishment tecnocrático, arrogante y distante de los últimos años. Negar esto sería no entender la complejidad del voto en estas elecciones.

La burbuja de la derecha limeña tiene que entender esto. Y entenderlo en serio. No asustarse hoy y olvidarlo hasta las próximas elecciones.

 

Pero la izquierda tiene que entender que lo contrario también es una caricatura

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La segunda vuelta vista desde la izquierda.

Sólo la izquierda de Facebook ve la segunda vuelta así: como dos opciones casi idénticas. Para el resto del país, hay una opción que, nos guste o no, les resulta mucho más cercana.

Y ese es mérito, nos guste o no, de Keiko Fujimori. Que supo aprovechar el vacío anti que dejó Humala mientras la izquierda se enfrascaba en sus clásicas luchas internas.

¿Recuerdan el Cuadro Número Uno? ¿El de las 5 ciudades principales con voto fujimorista? Pues adivinen cuál era la sexta ciudad. Era una población que ya no pertenece al sólido norte fujimorista. Era esta:

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Yep.

Pichanaqui.

Uno de los conflictos sociales más fuertes del gobierno de Humala. Keiko, silenciosamente, ha estado capitalizando lo que Benavides y muchos limeños de la burbuja llamarían «antisistema«.

«En los últimos cinco años es la quinta vez que vengo«, dice. Y este es un video del 2011. La señora viene trabajando la última década, poco a poco, capitalizando el sentimiento de protesta de toda esa gran masa naranja (y también verde) fuera de Lima.

Fujimori ha logrado apelar a distintos bolsones de votantes y unificarlos bajo un solo manto. Habían candidatos con más atributos para detenerla (Guzmán, Acuña, Mendoza), pero ya no son parte del juego.

La victoria fujimorista parece inevitable. Tiene, por supuesto, lados flacos (especialmente sus 70 congresistas, en los que debe haber, por lo menos, una docena de joyones fácilmente explotables) pero el otro lado necesitará hacer varias concesiones al voto «anti» si quiere crecer. ¿Estará dispuesto? ¿Será verosímil? ¿Funcionará?

Lo único seguro, amigos que respiraron tranquilos, es que pronto se les volverá a cortar la respiración.

 

Mira las otras entregas de Conoce el Perú Primero aquí.