cine , literatura , MAD , musica Miércoles, 17 febrero 2016

VIDEO: Interstellar + Pink Floyd + Dylan Thomas (o «No entres dócil en ese dulce TPP»)

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No fue mi idea. Vi el poema en el muro de alguien más, con la voz del mismo Dylan Thomas, luego encontré un comentario de YouTube diciendo que quedaba muy bien con «Is there anybody out there?» de Pink Floyd, y se me ocurrió que lo justo era ilustrarlo con imágenes de la película que popularizó este texto: Interstellar.

No tomó ni 15 minutos en iMovies. Esto es lo que, a pesar de todo, me sigue fascinando de Internet. Podemos acceder en segundos a la voz de un poeta muerto leyendo, tal como se supone que debe leerse, un escrito suyo. Y podemos combinarlo con otra obra de arte, o con otra más. Y resulta que cuadran. Y tienes algo nuevo.

Lo mejor es que cualquiera puede hacerlo. Para un video como éste solo necesitas una conexión a la red y un programita básico de edición de video. Pero, lamentablemente, todo este potencial de Internet podría verse afectado si firmamos el TPP, el tratado multilateral que tiene imposiciones draconianas al libre uso de la red, con la excusa de los derechos de autor.

Por favor, pregúntenle a los candidatos qué piensan del TPP y qué tan informados están sobre algo que, para todos los efectos, no es solo un atentado contra la libertad de expresión, sino contra el desarrollo individual de nuestros jóvenes.

Lo malo es que me da la impresión que al peruano de a pie no le interesan mucho las graves consecuencias de este tratado (insisto con una idea: la oposición al TPP no es ni debería ser una bandera exclusiva de la izquierda).

Disculparán el desvío político. No quería irme dócilmente. Para suavizar la salida, aquí una traducción del poema de marras. He mezclado varias traducciones que encontré por allí y le agregué algo de cosecha propia. Todo es un remix en este post. Buenas noches.

 

No entres dócil en esa buena noche

No entres dócil en esa buena noche,
la vejez debería arder y rugir al concluir el día;
rabia, rabia contra la muerte de la luz.

Aunque los hombres sabios al final entiendan que la tiniebla es justa,
ya que sus palabras no desviaron el relámpago
no entran dóciles en esa buena noche.

Los hombres buenos, tras la última ola, clamando lo brillantes
que habrían bailado sus gestas pobres en las bahías verdes,
rabian, rabian contra la muerte de la luz.

Los hombres salvajes, que capturaron al sol al vuelo y lo cantaron
y que aprenden, tarde, que entristecieron su camino
no entran dóciles en esa buena noche.

Los hombres graves, moribundos, que observan con vista cegadora
que los ojos ciegos podrían arder como meteoros y ser dichosos,
rabian, rabian contra la muerte de la luz.

Y tú, padre mío, desde tu altura triste,
maldice, bendíceme ahora con tus lágrimas feroces, te lo pido.
No entres dócil en esa buena noche.
Rabia, rabia contra la muerte de la luz.

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